El insomnio es una de las afecciones más comunes en la sociedad actual, y es que este trastorno del sueño afecta hasta una tercera parte de la población mundial. Las largas noches en vela, el sinfín de pensamientos volando hasta altas horas de la madrugada o la desesperación al no poder conciliar el sueño no son las únicas consecuencias que derivan de este trastorno, sino que pueden derivar en problemas mucho mayores. Los efectos más comunes en el día a día que derivan del insomnio son la disminución de la concentración, falta de energía física, cambios de humor frecuentes y mayor irritabilidad. Estos síntomas son especialmente comunes en el insomnio agudo, el cual viene asociado a picos de estrés o problemas personales y que al final, se terminan resolviendo. Sin embargo, el 60% de estos casos tienden a convertirse en insomnio crónico y las consecuencias pueden ser mucho peores.
Estamos ante un mayor riesgo de sufrir enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardíacas o trastornos severos del estado de ánimo. Para entender el insomnio hay que tener en cuenta que influyen diversos factores como el estrés, el consumo elevado de café o alcohol, preocupaciones personales, una dieta inadecuada o el cambio estacional. Por otro lado, el cuerpo humano se va adaptando a los cambios de estación lo que hace que en invierno necesitemos más horas de sueño y menos en verano. En este sentido también afecta el cambio de hora, puesto que hay más horas de claridad y los termómetros comienzan a subir.
Además, la alteración del sueño es un factor de riesgo asociado con una mayor probabilidad de tener demencia, al favorecer la formación de placa beta-amiloide que, con el tiempo, puede dar lugar a la aparición de la enfermedad de Alzheimer. La Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias subraya que los problemas a la hora de dormir no solo afectan a las personas con esta enfermedad sino también a sus cuidadores por lo que es importante proporcionarles apoyo emocional y recursos.
Por su parte, el Coordinador del Grupo Sanitario de la Alianza por el Sueño y presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES), el doctor Carlos Egea, ha comparecido en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados con el objetivo de que se reconozca el sueño como pilar fundamental de una vida saludable y del bienestar social, y ha traslado a los parlamentarios la necesidad de promover políticas que refuercen el cuidado integral del sueño.
Y es que, el sueño no se recupera. La doctora Victoria Fernández, jefa del Servicio de Neurofisiología del Hospital Quirónsalud Málaga, apunta a un «aumento de casos que vemos en consulta no sólo tiene relación con trastornos intrínsecos del sueño, que a menudo obedecen a condicionantes sociales y laborales».
Porque, en definitiva, según nos recuerda el propio doctor, la higiene del sueño depende también de nuestros hábitos diurnos siendo “el día tan importante como la noche”; así como las propias embarazadas ya impregnan el ciclo de sueño a los bebés desde el propio embarazo cuando las hormonas del estrés (cortisol) y del sueño (melatonina) viajan a través del torrente sanguíneo hasta el feto.