Beben, y beben, y vuelven a beber…

Ya queda menos para la noche de Nochebuena pero seguro que muchos de vosotros ya habéis escuchado más de un villancico… En altavoces en la calle, en las tiendas o incluso en casa, los villancicos, como el turrón… ¡vuelven a casa por Navidad!

 Para conocer su origen, tenemos que remontarnos nada más y nada menos que hasta las villas de la Edad Media porque los villancicos eran una especie de noticieros rurales en forma de canción que contaban lo que sucedía en los pueblos. Desde nuevas relaciones de amor, pasando por rupturas conyugales, fallecimiento, nacimientos y cualquier otro asunto que fuere interesante para los habitantes del pueblo.

 Con el tiempo fueron popularizándose hasta que pasaron a interpretarse durante los oficios religiosos en las iglesias. Los curas de los pueblos se dieron cuenta de que este tipo de canción sencilla y pegadiza era la forma perfecta para divulgar su mensaje evangelizador, así que empezaron a adaptarse numerosas coplas con motivos religiosos y, sobre todo, con cantinelas relacionadas con el nacimiento de Jesús y la Navidad.

 Redacción (Agencias)