Si hay un dulce por excelencia de la Semana Santa, son las torrijas. Pero no se inventaron precisamente para eso.
La Semana Santa tiene, para los católicos, un significado profundamente espiritual, mientras que, para otros, solo supone unos días de descanso. En cualquier caso, para casi todos lleva aparejado el nombre de un dulce: las torrijas.
Y es que pocas cosas hay tan típicas como comer torrijas durante la Cuaresma y la Semana Santa. Pero ¿sabías que no surgieron así? Al contrario, los expertos creen que su origen se remonta a los siglos IV o V, aunque no sería hasta la Edad Media cuando se popularizarían.
Torrijas para las parturientas
Tampoco es que cuando se hicieron más populares las torrijas fuese precisamente para celebrar la Semana Santa. En lugar de eso, se preparaban, sobre todo, para las parturientas. Y es que se trata de un alimento alto en calorías, a la vez que es económico, ya que solo hace falta pan duro, huevo, azúcar y leche.
Por eso, en los primeros años las torrijas se utilizaban para que las mujeres se recuperasen del esfuerzo del parto comiéndolas, acompañadas de una copa de vino.
Años después, se hizo común comer torrijas en Cuaresma y Semana Santa precisamente por ese alto aporte calórico. Y es que, así, se compensaba no poder comer carne esos días.
Redacción