Con Google nos creemos más listos

Según un estudio, Google hace que nos creamos más inteligentes de lo que realmente somos.

¿Quién no ha utilizado alguna vez Google? ¿Y quién no ha pensado que, teniendo todo el conocimiento al alcance de su mano, su inteligencia podría ser infinita? Es común pensarlo, a pesar de no ser real.

Así lo asegura un estudio de la Universidad de Texas, en Austin (Estados Unidos). Revela que, cuando las personas utilizan Google para buscar información, tienen más confianza en su capacidad para proporcionar respuestas correctas. El problema es que confían, aparentemente, en poder hacerlo sin tener acceso al buscador.

Un estudio de la Universidad de Texas

Para llegar a esta conclusión, los investigadores de la Universidad de Texas evaluaron temas sobre cultura general. Entrevistaron a gente, a la que hicieron estas preguntas, para lo que podían utilizar su memoria o buscar las respuestas en Google.

Los que utilizaron el buscador fueron, lógicamente, los que más acertaron. Pero es que, además, estaban más seguros de saber instintivamente las respuestas a otras cuestiones. En algunos casos, incluso, creían, pasado un tiempo, que la información la sabían ellos, a pesar de haberla buscado en Google.

Según el autor del estudio, Adrian Ward, cuando estamos constantemente conectados al conocimiento, los límites entre lo que sabemos y la información que nos llega se empiezan a difuminar y a desvanecerse. Básicamente, confundimos el conocimiento de Internet con el nuestro.

Cómo fue el experimento

Como en cualquier estudio, todo comenzó haciendo un trabajo de campo. En este caso, cogieron a un grupo de personas, a las que se les plantearon diez preguntas de cultura general. También se les preguntó cómo de seguros estaban de su capacidad para recordar información, además de encontrarla utilizando otras fuentes, como, por ejemplo, Google.

El primer resultado no fue sorprendente: aquellos que utilizaron Google obtuvieron más respuestas correctas que los que confiaron en su memoria.

«Usar Google para responder preguntas de conocimiento general infla artificialmente la confianza de las personas», dice Adrian Ward.

La segunda prueba consistía en plantear las preguntas pero sin poder buscar las respuestas. Además, debían adivinar cuántas habían respondido correctamente.

En este caso, los que habían buscado en primera instancia en Google estaban seguros de que sabrían mucho más de lo que, finalmente, resultaron saber.

Redacción