El estudio, publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, evidencia que el extinto ‘Tiktaalik roseae’ -una especie de pez con aletas lobuladas similar a los actuales catanes– era capaz de morder y succionar mientras comía. El ‘Tiktaalik roseae’ era una criatura cuyo cráneo plano recuerda a un caimán y vivió «justo en la cúspide de la transición de la vida en el agua a la vida en la tierra», según apunta Neil Shubin, autor principal del trabajo.
El análisis de sus restos fosilizados puede proporcionar nuevos conocimientos sobre cómo evolucionaron inicialmente algunos rasgos clave para la vida en la tierra. «El agua es diferente del aire, es mucho más densa y más viscosa», apunta Justin Lemberg, coautor del estudio, que añade: «Esto habría creado problemas únicos para los animales que se estaban moviendo fuera del agua y hacia la tierra por primera vez, como desafíos en locomoción, reproducción, mantenimiento de la homeostasis y procesamiento sensorial, y, por supuesto, la alimentación en tierra».
La mayoría de las especies de vertebrados acuáticos utilizan la alimentación por succión para ayudar a atraer presas a la boca. Para ello, muchos peces pueden expandir sus cráneos lateralmente para ensanchar sus bocas y producir una presión negativa. Este movimiento de los huesos del cráneo entre sí se llama cinesis craneal.
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