Wuhan, un año de horror.

A las diez de la mañana del 23 de enero de 2020, Wuhan, la gran urbe china, se vio por sorpresa aislada y confinada. Fue la primera en sufrir un virus que aún se cierne sobre todo el mundo.

Esta ciudad, de 11 millones de habitantes, despertó totalmente clausurada, con sus accesos cerrados, las calles desiertas y la gente metida en sus casas, en medio del pavor por una enfermedad de la que poco se sabía entonces.

Los siguientes días fueron los más terribles pues los enfermos se multiplicaban y los hospitales, sin medios ni personal suficiente, no daban abasto para atender a todos los ciudadanos que mostraban síntomas.

HUOSHENSHAN: HOSPITAL DE RÉCORD

El 2 de febrero se terminó la construcción del Hospital de Huoshenshan en sólo diez días. Desde ese momento el Ejército chino transportaba material y personal médico a Wuhan para su apertura al día siguiente.

Dos meses después, mientras el resto del mundo iba confinándose paulatinamente tras la expansión del virus, el 8 de abril, Wuhan comenzó a renacer.

Desde entonces la ciudad china ha ido recuperando la normalidad y vuelve a ser una ciudad casi normal, con una animada vida cultural y nocturna. Sin embargo, en esta nueva etapa, nadie se quita la mascarilla y la prudencia se palpa en cada momento y en cada conversación.

Quedan muchas heridas todavía por cicatrizar y la capital de Hubei aún está lejos de ser la misma que antes.