El nombre de Shakira se suma a la lista creciente de artistas y compositores que han vendido su catálogo de canciones. De este modo, la colombiana adopta la misma decisión que en las semanas de atrás lo han hecho, por ejemplo, Neil Young, Bob Dylan o el que fuera miembro de Fleetwood Mac, Lidsay Buckingham.
La de Barranquilla cuenta con 145 temas en su haber, un repertorio que quedará en manos de la compañía británica Hipgnosis Songs Fund; una empresa de gestión de canciones e inversión en propiedad intelectual de música creada hace casi trece años por Merck Mercuriadis y Nile Rodgers.
Cuánto ha costado la operación -de momento- es una incógnita. Lo único que se ha anunciado por parte de las compañías es la incorporación a su catálogo de las producciones de Shakira, de modo que se suman al listado que ya cuenta con nombres como los de Debbie Harry (Blondie), Dave Stewart (Eurythmics) o Chryssie Hynde (Pretenders),
Días atrás, el sello también adquiría la mitad de los derechos del repertorio de Neil Young, integrado por unos 1.200 títulos en una operación que, según cita la revista Variety, habría supuesto un desembolso de unos 50 millones de dólares.
Esta negociación se produjo a la par con la que ha permitido incorporar los derechos de autor y publicación de Lindsay Buckingham: aproximadamente 160 canciones incluyendo algunos de los grandes éxitos que compuso para Fleetwood Mac, como «Go Your Own Way».
Esta clase de movimientos ha aumentado considerablemente en las últimas fechas. Uno de los más sorprendentes fue el del Nobel de Literatura, Bob Dylan, quien el pasado mes de diciembre se deshacía de sus derechos sobre 600 letras vendidos a Universal Music Publishing por cerca de 250 millones de euros.
En este sentido movía ficha similar Ryan Tedder, líder de One Republic y artífice de algunos de los greatest hits de los últimos años, tales como «Sucker» de Jonas Brothers, «Rumour Has It» de Adele o “Halo» y «XO» para Beyonce
¿Por qué los compositores venden sus derechos?
Los expertos alegan a dos motivos: a la parálisis de las giras por la pandemia de coronavirus y que lleva ya cerca de 12 meses de parón, y al cambio de inquilino en la Casa Blanca frente al temor de que la futura Administración Biden lleve a cabo una reforma fiscal que incremente los gravámenes sobre el incremento de capital.
Además, detrás de estas operación también estaría el papel que juegan las plataformas de emisión vía “streaming” que monetizan tanto las novedades como el resto de canciones de catálogo y de manera especial los grandes éxitos.