¡Ha nacido una estrella!

En el Museo del Prado, miles de personas se arremolinan cada día en torno a la Gioconda pintada en el taller de Leonardo, cuya restauración ha revolucionado el mundo del arte. Diez días después de su presentación oficial, la tabla de nogal sobre la que un discípulo de Da Vinci pintó esta bellísima copia luce como una estrella en medio de tantas obras maestras.

En la sala 49 de la planta baja, un simple cordel aleja al bullicioso público de la Gioconda. Apenas un metro separa al impaciente turista de la enigmática sonrisa, frente a la urna de cristal que protege a la original en el Louvre. Sin llegar a las aglomeraciones de la parisina, la madrileña tiene siempre varias decenas de personas alrededor.

Esta Gioconda fue pintada en el taller de Leonardo por uno de sus discípulos y de forma simultánea a la original del Louvre. El repinte que ocultó el paisaje es posterior a 1750, es decir, se hizo ya en España. Su periplo no es tan accidentado como la del Louvre, de ahí su buen estado de conservación, al que se suma la excelente restauración a la que acaba de ser sometida.

Redacción (Agencias)