Una de cada cinco personas siente una soledad no deseada que se prolonga durante dos o más años en seis millones y medio de personas en España.
Las mujeres, los jóvenes, los que tienen peor salud y las personas con discapacidad son los más perjudicados. La soledad crónica afecta al 13,5% de la población. Todos estos datos los hemos conocido gracias al «Barómetro de la Soledad no Deseada en España 2024» de la Fundación ONCE y Fundación AXA para el Observatorio SoledadES.
La mitad de la población, el 49,3%, sufre soledad no deseada actualmente o ha sufrido soledad de manera intensa en el pasado.
El ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, ha destacado la importancia de apostar por políticas públicas con enfoque transversal para el conjunto de la sociedad. Para prevenir estas situaciones, Bustinduy ha apostado por crear y afianzar redes de amistad y de apoyo que puedan dar estabilidad.
Más de dos años
El barómetro ha alertado que el aislamiento involuntario es un problema que persiste. Dos de cada tres personas que sufren soledad llevan en esta situación desde hace más de dos años y un 59% desde hace más de tres.
La soledad también está muy relacionada con la capacidad económica. La prevalencia de la soledad no deseada es más del doble dos veces más frecuente en la población que viven en los hogares que llegan con dificultad a fin de mes (30,1%) que en los que llegan con facilidad.
Menos relaciones familiares, más soledad
Que una persona esté satisfecha con las relaciones familiares y de amistad es clave para no desarrollar sentimientos de soledad no deseada. Más de la mitad de las personas que la sufren afirman tener menos relaciones familiares (un 53,3%) y de amistad (un 63,2%) de las que quisieran. Es por ello que el núcleo de convivencia es clave. La prevalencia de la soledad no deseada es el doble entre personas que viven solas que entre las que viven acompañadas.
El barómetro realizó una encuesta a 2.900 personas de entre 18 y más años y demostró que las relaciones sociales online son más frecuentes entre las personas que sufren soledad que entre las que no la sufren.
Otro aspecto vinculado a la soledad es la educación. Es mucho menos frecuente entre las personas con mejor nivel educativo, y además, carecer de estudios superiores eleva la probabilidad de sufrir soledad en un 50%.
Por último, la soledad en la juventud es muy elevada en las zonas rurales y disminuye en las grandes ciudades. No obstante, con las personas mayores sucede al revés.
Redacción.
