Los ECOtips de Oceanográfic

1. Consume alimentos de cercanía

Los alimentos que consumimos pasan por diferentes etapas hasta llegar a nuestra mesa, deben producirse, procesarse, transportarse, distribuirse, prepararse, consumirse e incluso desecharse en algunos casos. En todas estas etapas se producen grandes cantidades de gases de efecto invernadero, que reteniendo el calor del Sol contribuyen al cambio climático.

Esta cadena de producción de alimentos es responsable de más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de la actividad humana.
Los alimentos de cercanía o de proximidad, son aquellos alimentos que se han producido a menos de 100 km del lugar de venta.

Consumiendo este tipo de alimentos, ayudamos a reducir las emisiones de gases contaminantes, ya que evitamos las fases de procesamiento de los alimentos (generalmente el empaquetado), el transporte y la posterior distribución.

Además, consumiendo alimentos de proximidad beneficiamos a la economía local, enriqueciendo nuestra comunidad. La forma en la que consumimos los alimentos no solo impacta a nuestra salud, también lo hace en el medio ambiente.

2. Utiliza energías renovables

La energía convencional se obtiene a partir de los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, principales motores del cambio climático a nivel global.

Los combustibles fósiles para producir la energía que consumimos, son responsables de más del 75% del total de emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. Por otro lado, las energías renovables, como la solar, la eólica o la hídrica; son aquellas que no producen contaminantes, y además sus fuentes son inagotables. Las energías renovables son limpias, sostenibles y duraderas, además de ser más asequibles en muchas partes del mundo.

Utilizar en nuestros hogares estas energías respetuosas con el medio ambiente, no solo es una ayuda a nuestro bolsillo, sino también a nuestro planeta.

3. Renueva la iluminación con bombillas eficientes

Las bombillas incandescentes tradicionales transforman la electricidad en calor, siendo este calor intenso el que emite la luz para iluminar. Estas bombillas resultan muy poco eficientes, ya que hasta el 95% de la energía que consumen para generar luz, se pierde en forma de calor, además de tener una vida útil muy corta.

Por otro lado, las bombillas eficientes consumen casi 11 veces menos que las tradicionales. Para bombillas más eficientes, podemos optar por bombillas de bajo consumo, las cuales ahorran hasta un 70% de electricidad más que las tradicionales y cuentan con una vida útil de hasta 10.000 horas.

Aunque estas supongan un notable ahorro respecto a las tradicionales, también tenemos la opción de las bombillas LED, las cuales ahorran un 80% de electricidad respecto a las tradicionales, pierden menos energía por calor que las de bajo consumo y cuentan con una vida útil de 50.000 horas.

Optar por bombillas más eficientes es más económico al gastar menos energía, producimos menos residuos porque duran más y al no calentar las estancias del hogar, ahorramos también en refrigeración.

4. Consume productos de temporada

Los alimentos que comemos no solo afectan a nuestra salud, también influyen a la del medioambiente. Muchos alimentos, como las frutas y las verduras, necesitan unas condiciones ambientales específicas para un crecimiento adecuado y una calidad óptima.
Otros alimentos como el pescado también presentan estacionalidad en función de sus ciclos de vida, por lo que es más conveniente consumir cada especie en su época óptima para evitar la disminución irreversible de los recursos pesqueros en nuestros mares, y para disfrutar de alimentos más nutritivos y de mayor calidad.

Los productos de temporada por lo general presentan un menor impacto en el medioambiente porque recorren menores distancias, disminuyendo la contaminación por parte del transporte.

Además, los productos que se producen de forma local, si se hace fuera de temporada, tienen un mayor impacto medioambiental. Esto es porque se tienen que reproducir las condiciones óptimas para su desarrollo en invernaderos, lo que puede contaminar más que el transporte de alimentos desde otras zonas del mundo. Tener en cuenta de dónde y cuándo provienen los alimentos que consumimos es esencial para un cuerpo y un planeta sanos.

5. Renueva tus electrodomésticos viejos por nuevos más eficientes

Los electrodomésticos eficientes son los que pueden realizar todas sus funciones con el menor consumo de energía posible.

Por ello, aunque en un principio un electrodoméstico menos eficiente pueda resultar más barato a la hora de adquirirlo, a la larga consumirá más y supondrá un gasto mayor, tanto energético como económico.

Encontrar electrodomésticos eficientes es más fácil de lo que parece, pues actualmente en toda Europa es obligatorio que los electrodomésticos tengan una etiqueta informativa en la que se incluyen un código de letras y de colorees. Las letras van de la A a la G, siendo las más eficientes la A, B y C; con un consumo moderado la D y la E, y la F y G representando un consumo menos eficiente.

La secadora es el gran electrodoméstico que más consume, seguido del lavavajillas, el frigorífico y la lavadora, por lo que escoger aquellos que sean más eficientes nos ayudará a ahorrar energía y dinero, ayudando al medio ambiente mientras reducimos nuestra factura de la luz.

6. Evita consumir café en cápsulas

A pesar de lo cómodas que resultan las cápsulas de café, estas son una amenaza para el medioambiente.

Estas cápsulas están fabricadas con muchos materiales, además de su contenido orgánico, y pueden tardar más de 500 años en degradarse. Según la marca, el reciclaje se lleva a cabo de diferentes formas, infórmate en tu proveedor y acude a tu punto de recogida.

Además, el procesamiento para encapsular el café en polvo también es un proceso contaminante, que emite numerosos gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Por ello, opta por otras alternativas engloban desde el uso de cápsulas compostables (de fibras de caña de azúcar, bambú o papel), u optar por cafés solubles o en grano, alternativas más económicas y respetuosas con el medioambiente.

7. Pinta las paredes de blanco o colores claros

Los colores los vemos gracias a que absorben o reflejan las ondas que componen la luz.
Concretamente, los colores claros se caracterizan por reflejar un alto porcentaje de la luz, especialmente el blanco, que refleja del 100% de la luz.

Pintar nuestras paredes de colores claros contribuye a que nuestro hogar no absorba el calor en exceso y se caliente, lo que nos lleva a un mayor gasto de aire acondicionado para refrigerar la vivienda. Además, habitaciones más luminosas.

Pintar las paredes de colores claros ayuda a no gastar tanta energía en la refrigeración del hogar, lo que se traduce en un ahorro económico y una ayuda al medioambiente.

8. No introduzcas alimentos calientes en la nevera

La nevera es un electrodoméstico que consume una gran cantidad de energía para enfriar los alimentos y las bebidas.

Por ello, la elección de una nevera eficiente no lo es todo si no se hace un uso adecuado. Introducir alimentos calientes en su interior fuerza a que se regule de nuevo la temperatura, ya que el recipiente emite calor. Esto implica un mayor consumo de energía.

Por lo tanto, deja el recipiente con el alimento a temperatura ambiente hasta que se enfríe e introducirlo en ese momento. El consumo de energía y la factura de la luz te lo agradecerán.

9. Si cocinas con vitrocerámica aprovecha el calor residual

La vitrocerámica sigue emitiendo algo de calor después de apagarla, por lo que la podemos aprovechar para terminar de preparar algún plato, evitando el consumo excesivo de energía en nuestros hogares.

Apagando la vitrocerámica antes de terminar de cocinar y aprovechar ese calor residual nos permite reducir el gasto energético de nuestros hogares, beneficiando a nuestro bolsillo y al medio ambiente.

Además, no solo el calor residual de la vitrocerámica es aprovechable, anímate a descubrir qué otros electrodomésticos puedes aprovechar al máximo y utilízalos de forma eficiente.

10. Utiliza lavavajillas y lavadora a plena carga

Utilizar el lavavajillas gasta casi 9 veces menos agua que fregar a mano, algo similar sucede con la lavadora.

A pesar de ello, son de los electrodomésticos que más agua y electricidad consume en el hogar, por lo que es conveniente conocer algunos trucos que nos pueden ayudar a reducir ese consumo y hacer de ellos grandes aliados contra el despilfarro energético. Para que estos electrodomésticos resulten verdaderamente eficientes, es recomendable que los carguemos al máximo.

De esta forma, con la misma cantidad de agua y energía podremos lavar más utensilios y/o ropa gastando mucho menos.

11. Cose y repara antes de tirar

La industria textil es una de las más contaminantes del mundo. En 2020, el consumo textil produjo huella de carbono de 270kg por habitante medio de la UE, convirtiéndose en la tercera fuente de degradación del agua y uso del suelo. En solo 20 años, la producción de textiles se ha casi duplicado a nivel mundial, y se provee que lo siga haciendo.

Para evitar el consumo excesivo de la moda rápida de hoy en día, podemos cuidar nuestras prendas lavándolas adecuadamente según sus materiales, en casa o en una tintorería.

Antes de desecharlas, debemos coserlas y repararlas, desde camisetas y pantalones hasta zapatos o complementos. Investiga en tu barrio las sastrerías, zapaterías y mercerías, y apoya al comercio local mientras alargas la vida útil de tus prendas, reduciendo la huella de carbono y evitando la producción desechos.

12. Recicla la ropa en los contenedores textiles

En todo el mundo se desechan cada año 92 millones de toneladas de residuos textiles, y de todo lo desechado, solo un 1% del textil se recicla en otras prendas.

La ropa que se recoge en contenedores tiene diferentes fines: se dona a colectivos vulnerables, se vende de segunda mano a precio económico o puede ser reciclada en otros productos textiles. Reutilizar o reciclar un kilo de ropa (equivalente a una camiseta de manga corta y unos pantalones ligeros) supone un ahorro equivalente a 25 kilos de CO2.

Estas pequeñas acciones que nos permiten reutilizar la ropa no solo son una ayuda a nuestra comunidad, sino también al medio ambiente, ya que evitamos el depósito masificado en vertederos.

13. Utiliza tu móvil hasta el final de su vida útil

El móvil es un dispositivo que se ha convertido en imprescindible para muchas personas. Su número ha ido aumentando considerablemente y muchos móviles se desechan antes de que finalice su vida útil. Esta acción consumista hace que anualmente se genere una gran cantidad de residuos electrónicos.

Actualmente, se desechan unos 5.000 millones de móviles en todo el mundo, rotos, estropeados o simplemente sustituidos por uno de mejores prestaciones, y la previsión es que este número vaya aumentando.

Se puede reciclar hasta el 90 % de los componentes de los móviles si se depositan correctamente en los lugares habilitados para ello; sin embargo, la mejor solución es alargar la vida útil del móvil. No cambies tu móvil por una moda pasajera.

14. Transforma tu terraza en un jardín urbano

Estamos acostumbrados a comprar alimentos en el supermercado que están envasados, utilizando mucha cantidad de plástico.

Una opción para evitar ese sobre envasado es la participación en un huerto urbano, un espacio al aire libre o de interior destinado al cultivo de frutas, verduras o legumbres que suele aparecer en la periferia de las ciudades.

En el huerto urbano se puede cultivar y consumir tus propios alimentos sanos y nutritivos. También se ayuda a reducir la emisión de los gases de efecto invernadero, ya que con esta acción se consumen productores locales y, por lo tanto, se evita el transporte de esos alimentos.

Recupera el espacio urbano, crea comunidad y disfruta cultivando.

15. Trata de moverte sin motor

Los coches son productos que contaminan tanto en su fase de producción como en la de utilización.

Los automóviles son los principales responsables de la contaminación del aire que respiramos, produciendo gases como los Óxidos de Nitrógeno (NO2), el Dióxido de Carbono (CO2), Monóxido de Carbono (CO), compuestos orgánicos volátiles (COV) y muchos más.

Estos gases contribuyen enormemente al aumento del efecto invernadero y al detrimento de nuestra salud, promoviendo enfermedades respiratorias, al estar expuestos a ellos de forma casi constante. El transporte es responsable de cerca de una cuarta parte de las emisiones de CO2 en la UE, siendo los coches individuales el principal emisor.

Utilizar otras alternativas, como ir caminando, en bici o en patinete son opciones muy saludables para mantenernos en forma y reducir los contaminantes que producen los motores de los vehículos.