Reconstruyen la cara de un emperador chino con ADN de hace 1.500 años

Un equipo de investigadores ha logrado reconstruir el rostro de un emperador chino del siglo VI, Wu de Zhou, y las causas de su muerte a partir del ADN extraído de sus restos. El estudio, publicado este jueves en la revista Current Biology, arroja también luz sobre el origen y los patrones de migración de un imperio nómada que una vez gobernó partes del noreste de Asia.

El emperador Wu fue un gobernante de la dinastía Zhou del Norte de la antigua China, de etnia xianbei, un antiguo grupo nómada que vivía en lo que hoy es Mongolia y el norte y noreste de China. Bajo su reinado, de 560 a 578 d.C., se construyó un fuerte ejército y unificó el norte de la antigua China tras derrotar a la dinastía Qi del Norte.

«Algunos estudiosos decían que los xianbei tenían un aspecto exótico, como barba espesa, puente nasal alto y pelo amarillo, sin embargo, hemos visto que tenía rasgos faciales típicos de Asia oriental o nororiental«, explica Shaoqing Wen, uno de los autores del artículo, de la Universidad Fudan de Shanghai, en un comunicado de este centro.

La causa de su muerte

Mediante el estudio de esas muestras de ADN, los científicos han averiguado que el emperador Wu murió a la edad de 36 años, como también lo hizo su hijo.

Algunos arqueólogos afirman que el emperador Wu falleció de enfermedad, mientras que otros sostienen que el emperador fue envenenado por sus rivales, pero su ADN ha revelado un alto riesgo de sufrir derrames cerebrales, lo que podría haber contribuido a su muerte.

El hallazgo concuerda con los registros históricos que describen al emperador con afasia, párpados caídos y una marcha anormal, posibles síntomas de una apoplejía causada por un derrame cerebral.

Revelación sobre migraciones

El análisis genético demuestra que los xianbei se casaron con chinos de etnia ‘han’ cuando emigraron del sur al norte de China: «Se trata de un dato importante para comprender cómo se extendieron los pueblos antiguos por Eurasia y cómo se integraron con la población local«, afirma Wen.

Los próximos pasos serán estudiar el ADN antiguo de los habitantes de la antigua ciudad de Xian, en el noroeste de China, que fue la capital de muchos imperios chinos durante miles de años y el extremo oriental de la Ruta de la Seda, una importante red comercial euroasiática desde el siglo II a.C. hasta el siglo XV.

Los investigadores esperan que el análisis del ADN pueda revelar más información sobre cómo migraban e intercambiaban culturas los pueblos de la antigua China.

Redacción · EFE

Fotografía · Current Biology