Pitágoras estaba equivocado

Según Pitágoras, la ‘consonancia’ (o combinación de notas con un sonido agradable) se produce mediante relaciones especiales entre números simples como el 3 y el 4. Más recientemente, algunos estudiosos han tratado de encontrar explicaciones psicológicas, pero a estas ‘proporciones enteras’ todavía se atribuye el mérito de hacer que un acorde suene hermoso, y se cree que una desviación de ellos hace que la música suene ‘disonante’ y desagradable.

Investigadores de las universidades de Cambridge y Princeton (Reino Unido), y el Instituto Max Planck de Estética Empírica (Alemania) han descubierto dos formas clave en las que Pitágoras se equivocó al pensar que el tono y la afinación de los instrumentos musicales tienen el poder de manipular la apreciación humana de la armonía. En contextos de escucha normales, realmente los humanos no prefieren que los acordes estén perfectamente en estas proporciones matemáticas.

Los investigadores descubrieron que el papel desempeñado por estas relaciones matemáticas desaparece cuando se consideran ciertos instrumentos musicales que son menos familiares para los músicos, el público y los estudiosos occidentales.

Estos instrumentos suelen ser campanas, gongs, tipos de xilófonos y otros tipos de instrumentos de percusión afinados. En particular, estudiaron el ‘bonang’, un instrumento del gamelán javanés construido a partir de una colección de pequeños gongs.

Los experimentos exploraron acordes musicales desde diferentes perspectivas. Algunos se centraron en intervalos musicales concretos y pidieron a los participantes que juzgaran si los preferían perfectamente afinados, ligeramente agudos o ligeramente bemoles.

Redacción (Agencias).