Un estudio observacional basado en el consumo de antidepresivos entre personas de entre 50 y 70 años indica que es posible que a las mujeres les cueste más que a los hombres adaptarse a los efectos de un divorcio o una ruptura en la madurez.
La investigación refleja que el uso de esos fármacos entre las mujeres es mayor tanto antes como después de la separación y disminuye solo levemente pasado un tiempo, para después volver a repuntar.
El mayor impacto psicológico para la mujer podría explicarse porque potencialmente afronta más desafíos vitales tras la ruptura, si el cónyuge era la parte con más peso económico. Algo que, por supuesto se reduce si ambas partes aportan a la economía de la pareja.
El estudio constata que el divorcio entre personas de más de 50 años y su posterior emparejamiento son tendencias crecientes en los países de altos ingresos, por el envejecimiento de la población. También señala que entre un 10 y un 15 % de la población mayor de 55 años experimenta síntomas depresivos clínicos significativos. Los autores notaron que más hombres que mujeres volvieron a emparejarse después de un duelo o una ruptura, mientras que no hubo diferencias marcadas en el caso de un divorcio.
Redacción (Agencias),