20 años después de su fallecimiento, Katharine Hepburn (1907-2003) sigue siendo la mejor actriz de la historia del cine ya que nadie ha superado el número de Óscar con los que cuenta la actriz.
Tampoco hace falta fijarnos en sus cuatro estatuillas, con volver a ver alguna película de su filmografía basta para ver y saber que contaba con un talento y elegancia fuera de lo común.
Revisionar joyas como ‘La mujer del año’ (1943), ‘Historias de Filadelfia’ (1941), ‘La reina de África’ (1952) o ‘Mujercitas’ (1933) –todas disponibles en Filmin- es suficiente para darse cuenta de la variedad de registros de una actriz que hacia parecer que todo era fácil.
Con una personalidad fuerte, era tachada de arrogante y altiva, algo que nunca le importó ya que, si había algo que la caracterizaba era su independencia.
Avanzada a su época, la actriz de respuesta rápida, fuera de sus personajes, nunca vestía falda. Una periodista, Bárbara Walters, le preguntó en una ocasión si no tenía una, a lo que Hepburn contestó “Tengo una, señora Walters. La llevaré el día de su funeral”. Esta pequeña anécdota es un ejemplo sencillo y contundente de la personalidad irreverente de una actriz que nunca se doblegó ante lo que se esperaba de una señorita de aquellos años.
Físicamente deslumbrante, precisamente porque su belleza no se ajustaba a los cánones de la época, fue una gran defensora de la libertad y de las mujeres. Sin ir más lejos, su madre, Katharine Martha Houghton Hepburn, fue una líder del movimiento sufragista de Estados Unidos.
Criada en una familia acomodada de Hartford (Connecticut), Katharine Hepburn tuvo una infancia feliz rota por el suicidio de su hermano Tom cuando tenía 14 años, un hecho que la marcó profundamente, aumentó su ya enorme timidez pero también la fortaleció y le hizo refugiarse en una ironía y sarcasmo que se convertirían en dos de los principales rasgos de su personalidad.
Es la única actriz que tiene cuatro premios de la Academia de Hollywood, seguida por tres de Ingrid Bergman, Meryl Streep, Daniel Day-Lewis, Frances McDormand, Jack Nicholson y Walter Brennan.
20 años sin la actriz que revolucionó el panorama femenino en el mundo del cine. Con una brillante carrera y una vida muy intensa ante la que siempre puso una sonrisa. Como dijo en una entrevista con Barbara Lovenheim: «La vida puede ser salvajemente trágica a veces y he tenido mi parte. Pero pase lo que pase contigo, tienes que mantener una actitud un poco cómica. Al final, no tienes que olvidarte de reír».
Redacción (Agencias).
