Hay una especie de moho que es capaz de explorar, resolver problemas, tomar decisiones entre cursos de acción alternativos y puede adaptarse a nuevas situaciones. Lo más llamativo, es que es capaz de todo ello sin siquiera poseer cerebro. Esto nos lleva a plantearnos si somos los humanos la especia más inteligente en este planeta.
El moho de limo es un plasmodium, es decir, una célula que contiene muchos núcleos. Por eso, a diferencia de la mayoría de los organismos unicelulares, no se necesita un microscopio para verlo. Esa única célula es capaz de tejer grandes redes exploratorias formadas por tentáculos como venas que pueden extenderse hasta un metro.
Hay alrededor de 900 especies de moho de limo, pero vamos a hablar en uno en concreto. El blob recibe su nombre de la película de los años 50 titulada así, “the blob”, aunque también se le puede conocer como el moho de muchas cabezas.
Se ha convertido en un organismo emblemático para la resolución de problemas. Es fácil de cultivar y crece rápido, una de las razones por las que se ha estudiado tan bien. Pero, sobre todo, sus comportamientos son extraordinarios.
Uno de estos problemas a resolver ha sido el cosmos. Un equipo de científicos hizo una simulación digital trazando las ubicaciones de las 37.000 galaxias que conocemos. Luego, un algoritmo inspirado en el blob, adaptado de la placa de Petri para trabajar en tres dimensiones, fue liberado en ese banquete virtual en el que las galaxias estaban representadas por pilas de copos de avena digital, por así decirlo. A partir de ahí, el algoritmo produjo un mapa digital en 3D de la red cósmica subyacente, visualizando las hebras de materia en gran parte invisibles que los astrofísicos creen que unen las galaxias del universo.
Redacción (Agencias).