Primera parada: España ’92
La década de los 90 en nuestro país tuvo un importante punto de inflexión en el año 1992. En primer lugar, se inauguró la EXPO de Sevilla coincidiendo con el V Centenario del Descubrimiento de América y que nos presentó como mascota a Curro, el simpático pájaro de pico y cresta multicolor. 18 millones de personas se dieron dita en la Isla de la Cartuja durante los 6 meses que duró esta Expo ’92 .
Hasta allí se llegaba metafóricamente “volando” desde Madrid. Y es que, coincidiendo con su inauguración, los trenes de Alta Velocidad AVE llegaron a nuestras vidas uniendo Madrid con Sevilla en un tiempo récord de apenas 2 horas y media y con parada en Ciudad Real, Puertollano y Córdoba.
Algo más tardaría en llegar la Alta Velocidad a Barcelona, pero ya tenía su Puente Aéreo, el que cogieron los Reyes para inaugurar los Juegos Olímpicos de 1992 y ver desfilar al Príncipe Felipe como abanderado de la delegación española, entre las lágrimas de emoción de su hermana, la Infanta Elena, desde las gradas.
El Estadio Olímpico de Montjuïc acogió la inauguración de estos JJ.OO., una deuda del COI con su presidente Juan Antonio Samaranch y que sirvió para impulsar la transformación urbanística de la Ciudad Condal. Para ir preparado a esta cita olímpica, España llevó a cabo un plan de profesionalización deportiva que le hizo merecedora de su mejor actuación hasta la fecha: 22 medallas (trece de ellas, oros).
Musicalmente hablando, estos Juegos nos dejaron dos himnos: el “Barcelona” entonado por Montserrat Caballé y el entonces ya desaparecido Freddie Mercury, y el “Amigos para siempre” que interpretaron José Carreras y Sarah Brightman en la ceremonia de clausura, pero que popularizaron Los Manolos ese verano con su versión rumbera. Todo ello, con su carismática mascota Cobi, una especia de perro diseñado por Mariscal y que emulaba las distintas disciplinas deportivas.
Pero ese 1992, Don Juan Carlos y Doña Sofía se “hartaron” de cortar cintas de inauguración. Y es que, ese también fue el año en que el Museo Thyssen abrió sus puertas en Madrid gracias al acuerdo de arrendamiento de la colección pictórica y artística de la familia Thyssen-Bornemisza cuyo fondo vino a complementar el repertorio expuesto en los dos principales museos estatales: el Prado y el Reina Sofía.
Desde entonces, el pueblo pudo disfrutar de ejemplos de un repertorio casi completo de la época impresionista (Monet, Van Gogh, Gauguin) y diversas corrientes del arte moderno del siglo XX: expresionismo alemán, pintura abstracta (Kandinsky, Pollock), pop art…
Otro exponente del arte contemporáneo llegaría un lustro después: el Museo Guggenheim Bilbao emplazado en un innovador edificio constituido por formas curvilíneas y retorcidas, recubiertas de piedra caliza, cortinas de cristal y planchas de titanio y que revitalizó la vida de la ciudad generando el llamado «efecto Guggenheim» o «efecto Bilbao». Destaca la presencia a sus puertas de Puppy, su perro guardián, una gigantesca escultura viva hecha de flores naturales creada de forma temporal, pero finalmente llegó para quedarse.
Años políticamente «revueltos»
En la arena política, los 90 llegaron a nuestro país con la herencia ochentera de las cómodas mayorías absolutas del PSOE. Con el caso Gal apuntando directamente al Ejecutivo como telón de fondo, en 1993 Felipe González necesitaría de los nacionalistas vascos y catalanes para formar Gobierno; unos apoyos que en 1996 necesitaría Jose María Aznar para gobernar. Una época, aquella, en la que el popular de jactaba de “hablar catalán en la intimidad” y en la que pactó la cesión de las competencias educativas y sanitarias a las comunidades. La década acabó en 2000 con el retorno a las mayorías absolutas, en este caso, para los populares.
La sociedad seguía siendo víctima del terrorismo de ETA, pero si hubo un atentado que conmocionó a toda la sociedad española fue el secuestro y posterior asesinato del concejal del PP de Ermua, Miguel Ángel Blanco. Unos hechos que mantuvieron en vilo a todo el país durante 3 días en una importante movilización en contra de ETA dando nacimiento al conocido como “espíritu de Ermua”.
Si dura fue la lucha antiterrorista en España, en Irlanda del Norte se vivió la etapa más dura del IRA hasta que en el Viernes Santo de 1998 se firmaron los Acuerdos de Belfast para poner fin al Conflicto de Irlanda del Norte, un texto ratificado en referéndum por el pueblo de Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Un hecho que, en buena parte, se debió al cambio de gobierno en Reino Unido.
Los 90 llegaban con el fin de la era de la Dama de Hierro, con Margaret Thatcher haciendo las maletas dejando las llaves de Downing Street a John Major hasta la victoria del laborista Tony Blair. También hubo movimientos políticos en Francia con la llegada de Jacques Chirac al Elíseo. Alemania, por su parte, decía adiós a la época del Muro de Berlín e iniciaba los 90 con el proceso de reunificación de las dos Alemanias bajo la batuta del conservador Helmut Kohl (canciller de la Alemania Federal) y hasta que a finales de la década sufrió la derrota frente a los socialdemócratas de Gerhard Schröder.
Una década plagada de guerras en Europa
La política rusa de la época está ligada al mandato de Boris Yeltsin que se hizo cargo del país tras la desmantelación de la URSS. En un inicio se ganó el aplauso internacional al comprometerse con la democracia al desafiar un intento de golpe de Estado por parte de los comunistas de línea dura y de la KGB. Yeltsin se comprometió a transformar la economía socialista de Rusia en una economía de libre mercado e implementó la terapia de choque económico, la liberalización de los precios y los programas de privatización. Pero la era Yeltsin se tradujo en corrupción generalizada, colapso económico, grandes problemas sociales y políticos y dos guerras en Chechenia.
Sin dejar las guerras, una de las que sacudió el mundo que la segunda guerra del Golfo: un conflicto bélico librado por una fuerza de coalición autorizada por las Naciones Unidas, compuesta por 34 países y encabezada por Estados Unidos, contra la República Iraquí en respuesta a la invasión y anexión de Kuwait. Esta guerra fue llamada por el presidente iraquí, Sadam Husein, como «la madre de todas las batallas», y comúnmente conocida como operación Tormenta del Desierto por el nombre de la operación estadounidense de respuesta militar. El republicano George Bush, desde la Casa Blanca, se puso al frente de la operación y para muchos fue el motivo de su derrota en las urnas años después frente al demócrata Bill Clinton.
España fue uno de los países que participó en esta guerra con el envío de tropas. En el recuerdo de muchos queda la mítica actuación de Marta Sánchez, en la Nochebuena de 1990, a bordo de la fragata Numancia estacionada en el puerto de Abu Dhabi animando a las fuerzas armadas con su “Soldados del Amor”.
En clave internacional, los 90 en Europa son sinónimo de la disolución de Yugoslavia que dio lugar a la formación de seis nuevas repúblicas soberanas (Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia), después de sufrir un periodo de crisis política en la década de 1980 tras la muerte de Tito, pero los problemas no resueltos dieron lugar a una serie de cruentos conflictos bélicos, conocidos como guerras yugoslavas que afectaron principalmente a Croacia, Bosnia y a la zona de Kosovo.
De la peseta al euro
Pero también fue la época de la unión económica en el seno de la Europa comunitaria, que comenzó la década como Comunidad Económica Europea y que, tras la firma del Tratado de Maastrich se convirtió en Unión Europea.
Aunque quizá lo más destacado fue que comenzamos este decenio pagando en pesetas (liras, francos, escudos…), y tras un período calculando en ECUs (todo aquello nos sonaba a ciencia ficción), finalmente el euro se introdujo en los mercados financieros como una moneda en 1999 (para tenerlos en nuestros bolsillos tardamos un poquito más).
El deporte español se hace hueco mundial
En estos años, no sólo la Expo 92 y los JJ.OO. de Barcelona sirvieron para poner a España en el mapa: a ello también ayudaron las gestas deportivas. Estos fueron los años de sobremesas viendo pedalear a Indurain, ganador del Tour de Francia durante cinco años consecutivos (de 1991 a 1995) y haciendo doblete con la victoria también del Giro de Italia en 1992 y 1993, lo que le acredita como el mejor ciclista español de todos los tiempos, destacando por su capacidad de sacrificio y por su saber ganar.
También fue la era del oro del tenis femenino español encabezado por Arantxa Sánchez Vicario, número 1 del mundo de la WTA en 1995, cuatro Grand Slam en categoría individual, seis en dobles y cuatro en dobles mixtos, además de cuatro medallas olímpicas y cinco títulos de Copa Federación con el equipo español. Y hablando de deporte femenino no nos podemos olvidar de Blanca Fernández Ochoa que se convirtió en la primera mujer en conseguir una medalla olímpica de invierno para España, bronde en slalon en los Juegos Olímpicos de Invierno de Albertville en 1992.
Pero si algo nos emocionó especialmente a los españoles, fue cuando la bandera española se puso rumbo al espacio. El responsable de llevarla en la solapa fue Pedro Duque, primer astronauta español, que en 1998 viajó a bordo del transbordador espacial Discovery supervisando el módulo experimental de la Agencia Espacial Europea, durante un periodo de 9 días.
Las grandes despedidas
Pero no todo fueron alegrías en esta década. Los 90 comenzaban con un durísimo golpe para la industria musical: la muerte de Freddie Mercury como consecuencia del SIDA, una pandemia contra la que se luchó fuertemente a lo largo de toda la década con numerosas campañas de concienciación. Años después, un accidente de tráfico en París segaría la vida de Lady Di, rebautizada desde entonces como la “Princesa del Pueblo”, o la Rosa de Inglaterra como la cantó Elton John.
Unos días después nos diría adiós también la Madre Teresa de Calcuta quien durante más de 45 años atendió a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos, al mismo tiempo que guiaba la expansión de su congregación, en un primer momento en la India y luego en otros países del mundo. Tras su muerte, fue beatificada por Juan Pablo II, que se ganó el sobrenombre del ”Papa Viajero” por sus numerosos periplos en un decenio en el que aún conservaba plenas sus facultades físicas aunque se ayudara de su mítico “Papamóvil” en sus viajes.
En esta década, España recibió su visita en 1993 cuando viajó a Huelva, Sevilla y Madrid; aunque el viaje calificado como “histórico” fue su visita a Cuba en 1998. Fue uno de los viajes más importantes y destacados de su pontificado. Recibido por Fidel Castro en La Habana, el papa Wojtila reclamó mayores libertades para el pueblo y la iglesia católica en Cuba.
Las innovaciones noventeras
En lo tecnológico don hitos marcaron esta década noventera. Por un lado, las cintas de vídeo fueron dejando camino a los DVD un tipo de disco óptico para almacenamiento de datos que surgieron como reemplazo del formato VHS para la distribución de vídeo a los hogares.
Por otro lado, el mundo de los videojuegos vivió una revolución de 180º con el lanzamiento de la Play Station, la primera videoconsola de Sony, considerada como la videoconsola más exitosa de la quinta generación tanto en ventas como en popularidad. Tuvo gran éxito al implantar el CD-ROM dentro de su hardware como soporte para almacenar juegos a pesar de que otras compañías como ya lo habían empleado sin éxito.
En el ámbito científico, conocimos a la oveja Dolly, el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta cuyo nacimiento no fue anunciado hasta siete meses después. Los restos disecados de la mítica oveja se pueden ver actualmente en el Museo Nacional de Escocia. Aunque si hubo un fármaco que copó todos los titulares con su lanzamiento ese fue la Viagra de Pfizer: inicialmente diseñada para su uso en la hipertensión arterial y la angina de pecho, pero que podía inducir notables erecciones de pene siendo desde entonces el medicamento de cabecera para paliar la disfunción eréctil.
Pero si por algo destacaron estos años 90 fue por los cambios en las formas de comunicarnos. Por un lado, supusieron el boom de la telefonía móvil, aunque aquellos ‘armatostes’ apenas nos servían para hacer llamadas (pocas y cortas, que se nos acababa el saldo) y enviar mensajes de texto comprimiendo las plbrs n 160 ltrs. Además, gracias a internet comenzamos a chatear a través del Messenger y de esos primigenios emoticonos que transformaban los : ) de los SMS en caritas felices 🙂
Ismael Arranz
