¿Qué es el «efecto Lázaro»?

Hay especies que parece que se han extinguido, pero en realidad no. Cuando, años después, se descubre que todavía hay ejemplares, se denomina «efecto Lázaro».

En 1895 se avistó el último ratón de Gould, un pequeño roedor australiano. Después, se consideró extinto. No ha sido hasta 125 años cuando un grupo de investigadores de Australia ha redescubierto la especie.

Nadie pensó, en un primer momento, que se podía tratar de este tipo de ratón. Tanto es así, que, cuando los vieron en una pequeña isla en la bahía Shark, al oeste del país, creyeron que se trataba de una especie propia de esa bahía. No fue hasta que compararon su ADN que descubrieron que se trataba, en realidad, de un ratón de Gould. Simplemente, había permanecido más de un siglo escondido.

El «efecto Lázaro» es más común de lo que podemos pensar

Si bien esta historia parece de ciencia ficción no es, ni mucho menos, la primera vez que ocurre algo así. El «efecto Lázaro» es, de hecho, algo bastante frecuente.

Uno de los ejemplos más llamativos del «efecto Lázaro» es el del celacanto. Y es que si parece que los 125 años de vida en el anonimato del ratón de Gould es mucho tiempo, comparado con este pez no es nada.

El celacanto es un pez prehistórico que se creía extinto desde hace 65 millones de años. Por eso la sorpresa fue mayúscula cuando se redescubrió en 1938.

Según los expertos, no se habían visto antes porque se trata de animales muy vulnerables frente a los cambios naturales y antropogénicos, por lo que viven a zonas entre 160 y 200 metros de profundidad. Por todo eso, avistarlos era complicado, y mucho más estudiarlos.

Peces, ratones y tortugas

En 2019 también se vivió un caso de efecto Lázaro. Y es que se encontró a la tortuga gigante Fernandina en las islas Galápagos. Su particularidad es que pertenece a un tipo de reptiles que se creían extintos desde 1906. Esta hembra de 90 años, bautizada como Fernanda, comparte genes con su predecesor muerto hace más de un siglo y es posible que no sea la última de su especie.

Una historia similar ocurrió con la rata canguro de Gilbert. Estos roedores no se veían desde 1840, por lo que en 1970 se declaraba una especie extinta. Pocos años después, en 1994, la investigadora Elizabeth Sinclair encontró dos ejemplares mientras intentaba capturar otra especie.

¿Por qué se llama «efecto Lázaro»?

Este tipo de hallazgos deben su nombre a una figura bíblica. Y es que Lázaro de Betania era un amigo de Jesucristo, al que éste resucitó.

Por eso, haciendo un guiño a la posible muerte y resurrección de estos animales, se le ha dado este nombre.

Y si no que se lo digan al celacanto… que sí que parece resucitado de lo más profundo. En este video se puede observar su particular aspecto, más propio de la prehistoria que de lo que estamos acostumbrados hoy en día:

Redacción