Dalí pinto hasta ¡botijos!

El trazo inconfundible de un dibujo de Dalí, el humor gráfico que caracteriza la obra de Forges o la feroz descomposición de Barjola son algunas de las joyas plasmadas en botijos que componen la colección del folclorista Ismael Peña y que desde este miércoles están expuestos en Segovia.

Cuarenta piezas de las cien obras de alfarería que ha reunido el artista segoviano a lo largo de su vida, fruto de su relación de amistad con los autores, componen la exposición ‘En la piel del agua’, que estará disponible durante los tres próximos meses en el Palacio Provincial de Segovia, sede de la Diputación.

Entre la muestra se pueden encontrar desde los diseños más extravagantes a otros más sobrios pero de autoría inconfundible, como un botijo completamente blanco a excepción de unos suaves trazos que parecen hechos a lápiz para formar el dibujo de un juglar repleto de la personalidad de quién los pintó.

A este grupo de botijos de pocos colores pero con firmas de renombre pertenece otra obra, también en negro sobre blanco, esta vez con un trazo más grueso, como de rotulador: Se llama ‘Botijo digital’ y en él Antonio Fraguas, más conocido como Forges, plasmó diversos elementos como un router o un corcel, al que denominó ‘mando a distancia’.

El dibujante Antonio Mingote escogió plasmar en su lienzo los personajes de la Verbena de San Antonio de la Florida que habían servido para ilustrar el cartel de esta festividad madrileña en el año 2000.

Ante la pregunta ‘¿Por qué un botijo?’, el ideólogo subraya el carácter popular del utensilio: «Yo coleccionaba alfarería, conozco muy bien a los alfareros y quería unir el arte mas popular, más ‘sucio’ si quieres, con el arte ‘culto’ (hace un gesto de comillas con las manos), para decir que en realidad no hay diferencia», reflexiona Ismael Peña.