La reducción de población de este tipo de insecto –en algunos lugares llega al 90%– ha llevado a plantear la creación de modelos artificiales. Su presencia es fundamental para la agricultura y la producción de alimentos y su supervivencia se ve alterada por el cambio climático, pesticidas o enfermedades de los panales.
Por estos motivos, científicos de diversas partes del mundo están investigando para desarrollar modelos artificiales que permitan mantener la habitual presencia de las abejas. Uno de los estudios más avanzados se está produciendo en la Universidad de Noruega, donde se emplean materiales piezoeléctricos, es decir, que tienen la propiedad de expandirse al recibir una corriente eléctrica y regresar a la normalidad cuando cesa el impulso.
Este tipo de materiales son ideales para imitar el vuelo de los insectos. Para hacerlo realidad hace falta una fuente de energía, que puede ser una batería, y un pequeño dispositivo que simule ser una abeja. Pese a que ya existen prototipos todavía falta mucho camino por recorrer.