Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han demostrado que el ejercicio físico vigoroso se asocia a una «descompactación» del corazón, que experimenta cambios y adopta una morfología esponjosa.
Los investigadores han observado que los deportistas presentan una adaptación de su corazón al entrenamiento que, entre otros fenómenos, puede incluir un aumento de las «trabéculas» en su interior («hipertrabeculación»), algo que es benigno pero que puede confundirse con una patología genética hereditaria, la «miocardiopatía no compactada», que puede causar muerte súbita.
Una tercera parte de los individuos (hombres y mujeres) con un nivel elevado de actividad física vigorosa habitual cumplía además los criterios diagnósticos de «miocardiopatía no compactada», pero «obviamente» no estaban enfermos.
El estudio, que se publica hoy en «The Journal of American College of Cardiology» forma parte de un proyecto que llevan a cabo el CNIC y la fundación del Banco Santander, que comenzó en el año 2010 y que se ha renovado hasta 2030.
Redacción (EFE)