Monjas que practican kung-fu

Durante siglos, las monjas budistas tuvieron prohibido practicar este arte marcial. Sin embargo, hace unos años, el convento Druk Amitabha Mountain, en Nepal, se convirtió en el hogar de la primera orden a nivel mundial de monjas de kung-fu.

La tradición del sistema patriarcal monástico budista permitía a las monjas realizar sólo las tareas domésticas, mientras que los monjes podían dirigir la oración y ocupar posiciones de poder. Aprender las antiguas artes marciales estaba fuera del alcance para las monjas, algo que cambió hace 26 años.

Varios miembros de la orden Drukpa se rebelaron y formaron el convento Druk Amitabha Mountain, un lugar donde las mujeres son tratadas con el mismo respeto que los hombres. Cada día, las monjas, participan en una sesión de entrenamiento completo de dos horas intensas con puñetazos, golpes y patadas. Los beneficios del entrenamiento en kung-fu son múltiples, de acuerdo con las monjas. “Es bueno para nuestra salud. La meditación es muy difícil y si hacemos kung-fu, a continuación, después de la meditación se vuelve mucho más fácil”, afirma una de ellas.

Redacción (Agencias)