Los usuarios más asiduos de los teléfonos móviles tienen un dedo pulgar más grande que el otro. Así lo indica un estudio que ha realizado una operadora británica. Esto se debe a la cantidad de horas que se dedican al día a tocar y deslizar el dedo por la pantalla táctil de un teléfono inteligente.
En concreto, uno de los pulgares puede llegar a aumentar un 13%. Y es que 1 de cada 20 adultos utiliza el móvil durante dos horas diarias, por lo que ejercita bastante su pulgar. Además, el nivel de dependencia es bastante alto: hasta un 19% no es capaz de pasar más de un día sin el móvil.
No solo el uso del móvil puede implicar cambios físicos sino también consecuencias psicológicas como las vibraciones fantasmas. Hablamos de esos momentos en los que el usuario cree que el móvil ha vibrado para alertar de un mensaje o llamada y en realidad no ha recibido nada.
Redacción (Agencias)