Un donut que tiene un baño de oro y champán es la última excentricidad culinaria de Nueva York. Y eso, que barato, lo que se dice barato, no es. Cuesta 100 dólares la unidad o lo que es lo mismo, unos 91 euros.
Su creador, un chef filipino de 32 años, indica que solo está disponible los viernes y que desde que salió a la venta, se agota todas las semanas. Y es que más allá de venderlos por unidades, la famosa rosquilla ha recibido tal cantidad de publicidad mediática, que entre la comunidad sibarita de abultada cartera ya hay quien los pide por docenas.
Ésta es la última moda culinaria en EEUU pero no la única: tras los «cupcakes» llegaron los «cronuts» (mezcla entre cruasán y donut) o apuestas curiosas como la de elaborar platos de alta cocina con productos que desperdician otros restaurantes.
Redacción (Agencias)
