Un estudio científico ha demostrado que las personas están menos influenciadas por las emociones, y por tanto piensan «con más frialdad», cuando usan una lengua extranjera, mientras que son «más propensas» a ser más emotivas en el idioma materno.
Esto es lo que ha concluido el Basque Center on Cognition, Brain and Language de San Sebastián, en un trabajo de investigación desarrollado en colaboración con la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
Los científicos han descubierto «una clara disparidad» en las respuestas que ofrecían en función de si empleaban su idioma materno u otro que dominaban.
Las conclusiones de este estudio demuestran «mediante respuestas emocionales ‘automáticas’ que somos más emotivos en nuestra lengua que en otra». Esto es porque las lenguas nativas se adquieren generalmente «en contextos emocionalmente ricos», como el seno familiar. Mientras, las extranjeras suelen aprenderse en entornos escolares o académicos «con menor carga emocional».
Redacción (EFE)