El otoño es una de las épocas en las que las depresiones suelen ser más frecuentes e intensas, pero no sólo afectan a los seres humanos: también nuestras mascotas se pueden poner tristes y apáticas, según varios expertos.
Una de las razones más habituales por las que sufrimos las depresiones otoñales es la vuelta a la rutina tras el periodo vacacional. Una actitud que puede contagiarse a nuestros animales de compañía. Los síntomas más evidentes que muestra un animal cuando sufre este problema son tristeza, reducción de su actividad habitual, incremento de la apatía y menor apetito.
Según señala María Pinedo, miembro de la ONG Asociación Defensa Derechos Animales, «las depresiones de los animales domésticos, tanto perros como gatos, pueden ser causadas por muchas razones pero sólo el dueño, que es quien conoce a su animal más de cerca, podrá distinguir si se trata de una depresión crónica, pasajera o estacional«.
Redacción (Agencias)