Steve Robles, un hispano de 40 años residente en el suroeste de Los Ángeles, se ha salvado por los pelos de una muerte casi segura. O mejor dicho, por las narices. Concretamente las del tiburón que lo atacó en Manhattan Beach (California, EEUU).
La descabellada historia ha sido relatada por el propio protagonista que se salvó por poco el pasado sábado de los dientes de un joven tiburón blanco que trataba de librarse del anzuelo de un pescador. Según sus propias palabras, Robles vio al animal, de2,1 metrosde largo, emerger en la superficie, dar un giro y abalanzarse directamente hacia él para atacarlo en el pecho. Su reacción, que posiblemente salvó su vida, fue agarrar la nariz del tiburón para tratar de quitárselo de encima.
El animal logró hincarle los dientes en el costado derecho, debajo del brazo, así como en la mano. Afortunadamente, Robles sobrevivió al ataque y ya ha sido dado de alta de una hazaña que difícilmente olvidará.
Redacción (Agencias)