El cantautor Manolo García ha inaugurado en Pola de Siero una muestra de pinturas y fotografías que reflejan su faceta de artista plástico, en la que desarrolla un ejercicio de «antropología humana» que le da «libertad absoluta» y además le sirve para reencontrarse consigo mismo.
Aunque sea una faceta menos conocida que la de cantante, donde ahora triunfa en solitario tras hacerlo durante años con «El último de la fila», Manolo García cultiva la pintura desde niño. «Lo hago desde que tengo recuerdos», ha explicado García, quien ha rememorado que en el colegio ya pasaba las clases que menos le interesaban dibujando en un cuaderno.
Su «pasión» por la pintura le llevó hacia 1974 a hacer un curso de correspondencia del que aún recuerda el nombre, «Dibujar es fácil», y posteriormente a formarse en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Barcelona, para dedicarse durante un tiempo al diseño gráfico hasta que lo dejó por la música.
Según ha contado, ahora continúa dibujando y pintando incluso cuando va de gira, aunque sea en un cuaderno al llegar al hotel, pero es sobre todo tras esos periodos cuando más se entrega a ello. «Después de esos meses intensos, en los que me siento entre agotado y añorado, encuentro en la pintura ese remanso de paz y la posibilidad de reencontrarme conmigo mismo», ha explicado.
Su pintura, según ha definido, está marcada por tres estilos muy diferentes: el impresionismo («me despeja, me hace volar»); el surrealismo («más personal y disparatado»), y el pop art, influenciado por figuras como Andy Warhol.
¡Parece que Manolo vale para todo!
Redacción (Agencias)