La freidora de aire gana terreno en los hogares como alternativa al horno eléctrico. Su éxito no solo se debe a la posibilidad de cocinar con poco aceite y obtener platos más saludables. También influye la rapidez con la que prepara los alimentos y la idea de que puede ayudar a reducir el gasto en la factura de la luz.
El horno eléctrico tiene una potencia media de entre 2.000 y 2.500 vatios y necesita más tiempo para alcanzar la temperatura adecuada. La freidora de aire suele consumir entre 1.400 y 1.700 vatios y calienta en pocos minutos. Esa diferencia convierte a la freidora en un electrodoméstico más eficiente para elaboraciones rápidas o de tamaño reducido.
El ahorro, sin embargo, depende del uso. El horno resulta más práctico cuando se cocina para varias personas o se preparan recetas de gran volumen. La freidora es más eficiente en raciones pequeñas y tiempos cortos. La elección entre uno u otro aparato combina, por tanto, factores de consumo, comodidad y cantidad de comida a preparar.
Redacción: (Agencias).
