La obra, restaurada tras 15 meses de trabajo, se exhibe en una sala especial con un montaje original hasta el 23 de junio.
La famosa pintura ‘El puente de Waterloo’ (1906) de André Derain ha vuelto al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza después de una restauración profunda que ha devuelto a la obra su color y luminosidad originales. La restauración, que ha durado 15 meses, ha sido posible gracias a un estudio técnico exhaustivo, que incluyó técnicas como radiografía, reflectografía infrarroja y análisis de materiales.
El proceso ha sido complejo, con una intervención en el soporte del lienzo, que presentaba daños estructurales, sobre todo en el perímetro. Se realizaron suturas para reparar los desgarros y se consolidó la capa de pintura. Además, se eliminaron la suciedad y el barniz envejecido, recuperando la vitalidad de la obra.
El análisis de la técnica pictórica de Derain ha revelado que su estilo era único, con pinceladas de colores casi puros y áreas sin pintura que aumentan la luminosidad. También se observó cómo Derain empleaba diferentes grosores de pintura para dar volumen al cielo y profundidad al horizonte y el río. La obra puede visitarse hasta el 23 de junio en una sala especial del museo.
Redacción (Agencias).