Los rasgos faciales determinan la percepción de la clase social

Una cara ancha o alargada, la forma de la boca o el tono de la piel son rasgos que determinan la percepción, basada en estereotipos, sobre la clase social y la competencia de las personas, indica un estudio difundido este jueves en el Reino Unido.

La investigación, dirigida por la Facultad de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Glasgow (Escocia) y publicada en la revista estadounidense ‘Journal of Experimental Psychology: General’, identificó una serie de características faciales ligadas a esos prejuicios.

Para el estudio, el equipo de Thora Bjornsdottir preguntó a 60 voluntarios de raza blanca su opinión sobre 2.400 rostros realistas masculinos y femeninos generados por ordenador.

Treinta de los participantes, originarios del Reino Unido, expresaron su percepción sobre la clase social de las caras y los otros 30, de otras culturas occidentales, lo hicieron sobre su competencia, confiabilidad, autoridad y calidez.

Así, los asistentes al experimento realizado en Glasgow en 2019 valoraron los rostros en una escala del 1 al 7 sobre diferentes criterios, por ejemplo del más rico al más pobre o del más al menos competente.

De esto se extrajo que las caras percibidas como pobres exhibían características particulares, como ser más anchas, más pequeñas y más planas, con las bocas caídas hacia abajo y la tez más oscura.

Al mismo tiempo, cada uno de estos rasgos también hacía que fueran percibidas como más incompetentes, frías o de poca confianza, indica el estudio.

Por el contrario, los rostros percibidos como ricos eran más estrechos y largos, con bocas hacia arriba y tez más clara, lo que se asociaba a competencia, calidez y confiabilidad.

«Nuestra investigación demuestra cómo ciertos atributos faciales desempeñan un papel fundamental a la hora de conectar las percepciones de clase social con los estereotipos asociados a ella», declaró Rachael E. Jack, especialista en Cognición Social Computacional.

«Por ejemplo, las culturas occidentales tienden a estereotipar a las personas de clase baja como incompetentes y, por lo tanto, los rasgos del rostro que la gente asocia con la incompetencia también afectan a su juicio sobre la clase social», dijo a EFE.

Redacción.