El cantante Joaquín Sabina ha roto esta noche su maldición coruñesa entre «amigos» y abrumado por el calor del público, que lo dejó mudo durante varios minutos con una intensa ovación, en un concierto esperado por «500 noches».
El Coliseum de A Coruña reunió a 7.000 personas, abarrotado, en el primero de los dos únicos conciertos del artista de Úbeda (Jaén) en Galicia, pues tan solo volverá a actuar el domingo en el mismo escenario.
Es la última actuación antes de septiembre, cuando continuará en Sevilla antes de su recorrido en octubre por México.
La gira, ‘Contra todo pronóstico’, iba a llegar a A Coruña a principios de junio, pero tuvo que aplazar los conciertos, como también había aplazado las actuaciones en la ciudad de 2018, en ambos casos por enfermedad, en una curiosa maldición coruñesa.
«Antes de nada quería deciros lo agradecidísimo que estoy de veros ahí. El único sitio que dejamos de hacer por una maldita laringitis fue Coruña y queremos deciros que estamos muy agradecidos de que hayáis esperado», enfatizó Sabina a sus 74 años.
Pues, a pesar del aplazamiento y de que se ofreció la devolución del dinero a quienes habían agotado las entradas para las fechas de junio, el artista sumó un lleno esta noche y sumará otro el domingo.
Lo hizo en un concierto que empezó con calor de un público entregado, mientras el cantante se quitaba el sombrero y saludaba a «amigos que hace tiempo que no veía».
Y cantó así, entre «amigos» en una mezcla de sus clásicos con sus temas más actuales, que empezó con un recuerdo a ‘Cuando era más joven’, antes de ‘Sintiéndolo mucho’ y ‘Lo niego todo’, que levantó al público y marcó el inicio de una noche inolvidable.
«Cuando uno llega a una edad avanzada se van yendo, lo van dejando amigos y maestros muy queridos de los últimos años. Se nos fue Luis Eduardo Aute, poco después también se fue Pablo Milanés, luego mi primo Serrat se retiró, nadie sabe por qué, y yo, me refiero a la canción que cantaré ahora, está escrita en el honor de una mujer a la que tuve la suerte de poder cantársela mirándola a los ojos, no para llorar su muerte sino para celebrar su vida», confesó antes de cantar ‘Por el bulevar de los sueños rotos’, dedicada a Chavela Vargas.
Con el público entregado, continuó una actuación inolvidable después de esperar más de «19 días» y con el deseo de vibrar durante «500 noches» antes de que diesen «las 12, la 1, las 2 y las 3» con un Sabina eterno que nunca deja de enamorar a Galicia.
Redacción / EFE