Quedan pocos días para el verano y con ello la preocupación (infundada) por parte de algunas personas de tener un cuerpo perfecto para lucir en la playa o en la piscina. Debido a esto, la gente recurre a dietas milagrosas que les permitan alcanzar unos ideales de belleza (mucho más acusados en mujeres que en hombres).
El problema de las dietas milagro es la falta de control médico por parte de nutricionistas titulados. Los medios de comunicación hacen públicos los hábitos que muchas celebridades siguen a rajatabla, pero no se tiene en cuenta que estas celebridades cuentan con un amplio personal que los acompaña durante todo este proceso y que les hacen una dieta personalizada.
Mariah Carey confesó llevar un régimen alimenticio basado en la ingesta de tan solo salmón noruego y alcaparras, algo que posteriormente combinó con sopas y diferentes tipos de pescados. Christina Aguilera sigue la llamada dieta de los 7 colores, la cual se basa en que cada día de la semana ingiere tan solo alimentos de una gama cromática.
Beyoncé también ha pasado por este maltrato al cuerpo y se sometió a una dura dieta llamada Master Cleanse, la cual le obligaba a evitar la comida sólida durante los primeros 10 días, sustituyendo sus ingestas por una bebida a base de limón, pimienta cayena y jarabe de maple.
Según los expertos no se debería hablar de dieta, sino, por el contrario, de hábitos alimenticios. El problema subyace cuando se ha alcanzado el peso ideal, pues la persona se relaja y acaba volviendo a hábitos poco saludables, llegando al temido efecto yoyo. Además, debemos tener en cuenta que una dieta totalmente restringida y cerrada puede llevar a la persona a problemas como los trastornos alimenticios.
Con ello no queremos ir en contra de la dieta (siempre y cuando sea de la mano de profesionales) ni incitamos a comer mal y no practicar ejercicio, sino a llevar una vida activa y saludable, amando nuestro cuerpo y, sobre todo, respetándolo.
Redacción: Álvaro Serrano.