El piano de Elton John ha sacado fuego esta noche en el Palau Sant Jordi de Barcelona y, no sólo porque en la pantalla el británico haya utilizado este efecto, sino porque la pasión con la que ha interpretado su repertorio y con la que lo ha recibido el público han convertido el concierto en una despedida gloriosa.
La gira con la que este artista de 76 años dice adiós ha pasado este lunes por Barcelona, camino del Olimpo de la música, para alegría de las 16.000 personas que han acudido hoy y las otras 16.000 que lo harán mañana a este mismo recinto, en las dos únicas fechas españolas de Farewell Yellow Brick Road Tour.
Una gira eterna, que empezó ya hace mucho tiempo, en septiembre de 2018, y a la que todavía le quedan bastantes fechas en el calendario, como eternas son sus canciones.
También parece eterno el poder de su voz y la energía de sus dedos, que hoy han vuelto a correr veloces por el teclado.
En cada uno de los más de 300 conciertos de esta gira, la sorpresa no es el repertorio, sino comprobar la gran cantidad de buenas canciones que ha compuesto a lo largo de su vida y con que talento las interpreta.
Un público intergeneracional, aunque mayoritariamente maduro, ha bailado con «The bitch is back», «I’m still standing», «Crocodile rock» y «Saturday night’s alright for fighting», en el tramo más festivo del concierto, y se ha enternecido en «Sorry seems to be the harderst word» o «Candle in the wind», esta última sólo con voz y piano.
La banda ha brillado especialmente en «Levon» y el público ha agradecido enfervorecido «Rocket man», Tiny dancer” ,»Sad song» y «Your song».
Elton John se ha levantado del piano después de cada canción para dar las gracias al público y en dos ocasiones ha recorrido el escenario de punta a punta para poder mirar de frente a todos los presentes, a pesar de la dificultades para moverse que tiene desde que se lesionó la cadera.
Redacción (Agencias)