Los menores que no expresan sus emociones muestran niveles más altos de agresividad, de la misma manera que la habilidad de reevaluar una situación para cambiar su efecto emocional se correlaciona con factores de protección frente a la ira, la ansiedad o la depresión. Así lo confirma un estudio que ha llevado a cabo el Laboratorio de Emociones de la Universidad de Málaga.
Para realizar este estudio, los psicólogos de la UMA han evaluado a 654 alumnos de primaria y secundaria con edades comprendidas entre los 9 y los 18 años, quienes han tenido que responder un cuestionario orientado a comprender los procesos que subyacen tras las conductas agresivas de esta población.
La supresión emocional es el mecanismo por el cual las personas evitan expresar abiertamente sus emociones ante situaciones problemáticas. Cuanto esto sucede, las emociones fisiológicamente se van acumulando y eso se termina interiorizando, lo que puede provocar ansiedad o depresión, o bien puede exteriorizarse a través de conductas agresivas.
Un mayor uso de la reevaluación cognitiva se vincula con niveles más bajos de agresión, tanto física como de ira, y con una disminución del afecto negativo. Pero lo más importante es que esta estrategia aumenta además el afecto positivo, las emociones positivas, como pueden ser la alegría, el optimismo, el humor, el entusiasmo o la determinación.
Redacción (Agencias).