Los científicos se han unido para solicitar un impulso mundial con el fin de eliminar la basura espacial. El número de satélites en órbita se espera que aumente de los 9.000 actuales a más de 60.000 en 2030 y las estimaciones apuntan que ya hay más de 100 billones de piezas sin rastrear que viajan alrededor del planeta.
Los investigadores de diversas instituciones han publicado en la revista Science un artículo en el que piden un acuerdo jurídicamente vinculante para así garantizar que la órbita de la Tierra no sufra daños irreparables por la futura expansión de la industria espacial mundial.
El artículo lo firman científicos de la Universidad de Plymouth, la Iniciativa Arribada, la Universidad de Texas en Austin, el Instituto de Tecnología de California, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, del Puerto Espacial de Cornualles y la Sociedad Zoológica de Londres.
Aunque la tecnología satelital se utiliza para proporcionar una amplia gama de beneficios sociales y medioambientales, se teme que el crecimiento previsto de la industria pueda inutilizar grandes partes de la órbita terrestre.
En el escrito los científicos han reconocido que varias industrias y países están empezando a centrarse en la sostenibilidad de los satélites, pero subrayan que esto debería reforzarse para incluir a cualquier nación que tenga planes de utilizar la órbita terrestre, resume un comunicado de la Universidad de Plymouth.
Cualquier acuerdo, añaden, debería incluir medidas para implantar la responsabilidad de productores y usuarios sobre los satélites y los desechos, desde el momento de su lanzamiento.
Un cambio que requiere urgencia
Los expertos también creen que, a menos que se tomen medidas de inmediato, grandes partes del entorno de nuestro planeta corren el riesgo de correr la misma suerte que la altamar, donde una «gobernanza insustancial» ha dado lugar a la sobrepesca, la destrucción de hábitats, la exploración minera en aguas profundas y la contaminación por plásticos.
Entre los firmantes se encuentran científicos que contribuyeron al compromiso de desarrollar un tratado global sobre plásticos firmado por 175 líderes y representantes mundiales en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en marzo de 2022.
Imogen Napper, investigadora de la Universidad de Plymouth, señala que «el problema de la contaminación por plásticos, y muchos de los demás retos a los que se enfrentan nuestros océanos, está atrayendo la atención mundial. Sin embargo, la colaboración ha sido limitada y la aplicación, lenta».
Kimberley Miner, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, declara que «minimizar la contaminación de la órbita terrestre baja permitirá continuar la exploración espacial, la continuidad de los satélites y el crecimiento de la tecnología espacial que cambia vidas».
Redacción (Agencias)