El colectivo ruso feminista Pussy Riot, que ya ha sufrido penas de cárcel por sus mensajes provocativos a favor de los derechos LGBT, el feminismo, la libertad de expresión y en contra de la represión en Rusia, ha elegido el día de Nochebuena en el mundo cristiano, para protestar contra la guerra en Ucrania.
En el vídeo se salpican imágenes de maletas que chorrean sangre estratégicamente situadas en terrazas donde gente adinerada toma refrescos o café, entrelazadas con secuencias de bombardeos en Ucrania, destrozos de la guerra, muñecos rotos y soldados forzando a la gente a camina encogidos, mientras se oye un estribillo: «Mamá, aquí no hay nazis, no mires la televisión».
En el vídeo también salen las cantantes a cara descubierta en conciertos con públicos o interpretando la letra. Con ellas, figuras de la oposición de los movimientos antigubernamentales que sufrieron envenenamientos, como Alexander Litvinenko o Alexei Navalny.
Piden también que se congelen las cuentas bancarias occidentales y la propiedad de los funcionarios y oligarcas rusos e introducir sanciones personales contra ellos y que un tribunal internacional juzgue a Putin, «a los empleados de la propaganda estatal rusa, a los oficiales del ejército y a todos los responsables del genocidio de la nación ucraniana».
Y concluyen que «cada acción contra esta guerra es importante»; de hecho, como símbolo de esa lucha, una de las Pussy Riot tocada con máscara fucsia que deja ver su melena rubia cierra el vídeo con una imagen en la que se levanta la túnica negra con la que va vestida y, de pie, orina sobre una foto de Putin.
Redacción (Agencias).