Un abeto de 380 años es el árbol más alto de la región del Tíbet (China). Los datos recogidos respecto a su altura han sorprendido a los expertos ya que ha alcanzado la nueva cifra de 83,4 metros de altura, por lo que sigue creciendo si lo comparamos con los datos recogidos anteriormente.
El árbol, denominado Abies ernestii var. Salouenensis, es un tipo de abeto común en las zonas montañosas de la remota región china del Tíbet (oeste), ha sido descubierto en mayo de este año durante una investigación científica en la zona.
El equipo de expertos estableció entonces 83,2 metros de altura gracias a la tecnologñia de un dron. Sin embargo, nuevas mediciones han elevado la barra 20 centímetros más que los datos anteriores. Las cifras han sido recogidas por el Instituto de Botánica de la Academia de Ciencias de China.
El diámetro del árbol es de 207 centímetros a la altura del pecho y su edad, según estiman los investigadores, es de 380 años.
Han sido un conjunto de condiciones las que han propiciado el crecimiento del abeto. El árbol se encuentra en una elevación de 2.800 metros con respecto al nivel del mar y el lugar cuenta con grandes precipitaciones a lo largo del año, además de un clima templado y un sol moderado.
UN ÁRBOL RÉCORD
Los árboles de la zona superan los 75 metros de altura ya que el bosque de coníferas del condado de Chayu ofrece las condiciones adecuadas para que los árboles crezcan hasta alturas sorprendentes. Sin embargo, este abeto supera la altura de los demás por unos cuantos metros.
China está intensificando su labor de plantación y conservación de árboles en todo el país como parte de los esfuerzos para cumplir su compromiso de llegar al pico de emisiones de carbono en 2030 y lograr la neutralidad de carbono para 2060.
En mayo pasado, Xie Zhenhua, el enviado especial del gigante asiático para el Cambio Climático, anunció que China se comprometía a plantar, conservar, restaurar y administrar 70.000 millones de árboles en el país para el año 2030.
El 1981 fue instituido el Día de Plantar Árboles, en el que cada año participan millones de personas y con el que se busca crear en ciudades como Pekín «grandes murallas verdes» en las afueras que detengan la arena y otras partículas contaminantes.
Redacción (Agencias)
