Para los amantes de los animales, esto es algo que se sabía desde hace mucho tiempo. Y es que la pérdida de vertebrados amenazados no es solo una tragedia ética sino que puede tener efectos dramáticos en el funcionamiento de los ecosistemas.
Principalmente en Europa y Asia, serán la más perjudicadas si no se frena la situación climática que estamos viviendo. La vulnerabilidad de los ecosistemas frente a la pérdida continua de especies no depende sólo del número de especies, sino también de su papel ecológico. Es decir, su tamaño, qué aportan a ese hábitat, si tienen rasgos únicos que solo ellos son capaces de producir o crear y lo más importante: si pueden adaptarse a los cambios.
Según un grupo de investigación de la Universidad de Tartu y la Universidad Paul-Sabatier, en Francia, para los cinco grupos de vertebrados (aves, mamíferos, reptiles, anfibios y peces de agua dulce) la pérdida de especies actualmente identificadas como amenazadas de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) causaría efectos muy diferentes que van desde una disminución casi nula hasta una pérdida de hasta el 30% de sus reinos.
La peor parte se la llevaría el reino indo-malayo por la pérdida de hasta un 20% de disminución animal. Mientras que el reino paleártico sería el más afectado para los reptiles, los anfibios y los peces de agua dulce, hasta un 30% de disminución.