Pese a que continúan en situación de vulnerabilidad se ha logrado avanzar en su conservación gracias al incremento en el número de ejemplares que ya supera los 1800: el oso panda ya no está en peligro de extinción. “Refleja la mejora de sus condiciones de vida y los esfuerzos de China por mantener sus hábitats integrados”, aseguró Cui Shuhong, jefe del Departamento de Conservación de la Naturaleza del Ministerio de Ecología de China.
El país asiático lleva años intentando aumentar la población del panda gigante que habita en el sur y el este del país. Un impedimento ha sido la expansión de los seres humanos que los limitó a las zonas que aún contienen bosques de bambú. El éxito se debe a los esfuerzos chinos por recrear y repoblar estas zonas. Los pandas deben comer entre 12 y 38 kg de bambú al día. “Se trata de restaurar los hábitats”, declaró Craig Hilton-Taylor, director de la Lista Roja de la UICN.
Ginette Hemley es vicepresidenta del Fondo Mundial para la Naturaleza: “Los chinos han hecho un gran trabajo. Invirtieron en los hábitats del panda, ampliando y creando nuevas reservas”, consideró. “Son un maravilloso ejemplo. Es lo que puede ocurrir cuando un gobierno se compromete con la conservación”.