Por sexta vez, el italiano Riccardo Muti dirigía el Concierto de Año Nuevo en Viena. Pero este año ha sido el más especial por la situación sanitaria que atraviesa el mundo por la pandemia de coronavirus.
La gran diferencia este año estaba en el público, ningún ruido, ninguna tos, silencio sepulcral. Muti abría la jornada musical con valses y polcas de Strauss que ponían las notas sonoras en una sala completamente vacía.
Ni si quiera el final del concierto con la ‘Marcha Radetzky‘ pudo acompañarse con la ya tradicional ovación de palmas y aplausos que se lleva cada año. Al no haber reacciones tras cada pieza, los músicos saltaban rápido de una a otra y la duración del espectáculo se redujo.
Redacción (Informativos).
