Más de 50 años de revolucionaria trayectoria musical son los que enmarcan a la agrupación inglesa Deep Purple y, después de varias alineaciones de músicos y un sin fin de exploraciones auditivas, la banda celebra un tiempo de estabilidad entre sus integrantes con el disco ‘Whoosh‘, una revisita al rock de ‘la vieja escuela‘ que demuestra que el Hard Rock no muere.
«Is putting the deep back into purple (esta poniendo lo profundo de vuelta en el morado)», fue una frase recurrente entre los músicos a la hora de grabar su nuevo álbum con la que hacen referencia a la intensidad que esta producción tuvo.
«Intentábamos hacerlo más profundo, más rockero«, dijo Don Airey, teclista de la agrupación desde el 2001, quien encuentra más pesado, más oscuro y más misterioso ‘Whoosh‘, cuyas grabaciones se llevaron a cabo en el mes de abril en el estudio The Tracking Room, lugar en el que asegura que «después de Abbey Road es el mejor estudio» en el que ha estado.
«El álbum tiene un inicio muy humilde. Empezó en una sala de ensayos en Alemania solo con la banda y después fuimos a Nashville, ensayamos por dos semanas más antes de que Bob Ezrin llegara y fueron diez días en el estudio grabando, fue en Toronto donde se grabaron los vocales«, narró Airey (Sunderland, 1948).
De haber pasado un periodo sin discográfica y en el que la agrupación solamente se centró en dar conciertos, Deep Purple se ha encargado de volver a la industria ahora con ‘Whoosh‘, el tercer disco que enmarca su trabajo con el productor Bob Ezrin, quien ha trabajado con bandas como Pink Floyd, Kiss o Alice Cooper, entre otras.
Redacción (Agencias).