El océano profundo tampoco escapa al cambio climático

Las especies de animales que viven en las profundidades del océano están más expuestas al calentamiento climático y se enfrentan a desafíos cada vez mayores para mantener sus hábitats térmicos preferidos en el futuro, pese a que las capas marinas más profundas se calientan a un ritmo más lento que la superficie.

Así se recoge en un estudio elaborado por un estudio internacional de 10 científicos y publicado en la revista ‘Nature Climate Change’, donde se analizan los patrones globales contemporáneos y futuros de la velocidad del cambio climático en las profundidades del océano.

MÁS DE 1.000 METROS

El equipo descubrió que las velocidades climáticas medias globales en las capas más profundas del océano (es decir, más de 1.000 metros por debajo de la superficie) fueron entre dos y casi cuatro veces más rápidas que en la superficie durante la segunda mitad del siglo XX. La mayor homogeneidad térmica del ambiente del océano profundo es responsable de estas velocidades más grandes.

Además, aunque se prevé que las velocidades climáticas disminuyan en escenarios de fuerte reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, continuarán acelerándose en las profundidades del océano en la segunda mitad del siglo XXI.

ENTRE 200 Y 1.000 METROS

Los autores prevén que, para finales de este siglo, las velocidades climáticas en la capa mesopelágica del océano (entre 200 y 1.000 metros de profundidad) sean entre 4 y 11 veces más altas que las velocidades actuales en la superficie. La vida marina en la capa mesopelágica incluye una gran abundancia de peces pequeños que son alimento para animales más grandes, incluidos atunes y calamares. Esto podría presentar desafíos adicionales para las pesquerías comerciales si los depredadores y sus presas más abajo en la columna de agua no siguen cambios de rango similares.

Advierten que, aunque la incertidumbre de los resultados aumenta con la profundidad, la vida en el océano profundo también está limitada por muchos factores distintos de la temperatura, como la presión, la luz o las concentraciones de oxígeno.

Anthony Richardson, de la Universidad de Queensland, señala que deben tomarse medidas para bajar con determinación las emisiones de carbono. «Reducir significativamente las emisiones de carbono es vital para controlar el calentamiento y ayudar a tomar el control de las velocidades del clima en las capas superficiales del océano para 2100″, indica.

«La mejor manera de hacer esto es declarar grandes áreas protegidas nuevas en las profundidades del océano donde el daño a la vida oceánica está prohibido o al menos estrictamente gestionado», concluye.

Redacción (Agencias)