Nada puede ir a peor… ¿seguro?

Esta mañana los oyentes nos han contado cuándo pensaron que nada podía ir a peor y se equivocaron. Y es que hemos hablado de un hombre argentino que cumplía condena y por el coronavirus fue trasladado a su casa para continuar en arresto domiciliario. Después de dos meses ha pedido volver a prisión porque no para de pelarse con su mujer.