Comer bajo una cascada

Comer en un restaurante es un lujo, más si cuenta con unas buenas vistas. Si son tan privilegiadas como las de presenciar una cascada a escasos centímetros, la sensación se acentúa.

Así es. Los clientes pueden comer tranquilamente en mesas de bambú, sin zapatillas, bien fresquitos los pies y con el relajante sonido de la caída del agua. Y saciar el hambre. Todo a la vez. Perfecto para el verano. Eso sí, para poder hacerlo debes irte hasta Tiaong, en Filipinas, a unos cinco kilómetros de la capital, Manila.

Las imágenes hablan por sí sola.

Redacción (Agencias)