Una gatita blanca, sin boca y con un característico lazo en la oreja izquierda. Es lo que mejor define a Hello Kitty, un personaje que creó la diseñadora Yuko Shimizu. A día de hoy, desde sociólogos a expertos en mercadotecnia se preguntan cómo un dibujo tan sencillo, que no ha cambiado en sus líneas básicas en 40 años, ha podido enloquecer a tantas japonesas.
El particular culto a Hello Kitty se originó en 1974 con algo tan sencillo como un monedero de vinilo transparente. Desde entonces, el estallido de fama llevó a la empresa que posee los derechos a construir un imperio millonario en torno al personaje, mediante todo tipo de ropa, accesorios, pegatinas, peluches, productos de papelería o series de dibujos animados.
En la actualidad existen vinos, tarjetas de crédito, guitarras, juguetes sexuales, aviones y hasta hospitales de Hello Kitty. El culto alcanza tales cotas que hasta es capaz de inspirar productos como el último sencillo de Avril Lavigne, titulado «Hello Kitty» y alimentado por la devoción que la cantante canadiense le profesa a la gatita.
Con motivo del aniversario de Hello Kitty, Sanrio ha programado una campaña global que consiste en dar abrazos a la gata para felicitarla. Sólo en abril, la cifra superó en todo el mundo los 200.000 abrazos y más del 98% de los mismos se los dieron en Japón.
Redacción (Agencias)