Un estudio demuestra que, si nos saltamos el desayuno, horas más tarde nuestro cerebro suele tener “antojos” de alimentos grasos y ricos en calorías.
Una investigación realizada por científicos del Imperial College de Londres, realizada a partir de imágenes del cerebro de 21 hombres y mujeres de peso normal, y 25 años de edad ha demostrado que el motivo de que engordemos cuando no desayunamos se debe principalmente a que comemos cosas más calóricas porque nos lo pide nuestro cerebro.
Durante dos días consecutivos, se les mostraron a las veintiuna personas, fotografías de alimentos ricos en calorías mientras se les colocaba en un escáner de imágenes de resonancia magnética funcional.
Se les pidió que calificaran en qué medida les apetecían una serie de alimentos, que incluían , verdura, pescado, chocolate y pizza. El primer día se pidió a los voluntarios que no desayunaran antes del escáner, pero al día siguiente les dieron, una hora antes del escáner, un desayuno de 750 calorías basado en cereales, pan y mermelada.
Cuando en el almuerzo les invitaron a comer todo lo que quisieran , los que habían pasado la mañana en ayunas presentaron una predisposición clara hacia alimentos ricos en calorías. En cambio los que no habían desayunado ingirieron un 20 por ciento más calorías.
Los escáneres mostraron que la región del cerebro que podría estar involucrada en la atracción a los alimentos, se volvía más activa cuando el estómago estaba vacío.
En definitiva, no desayunar vuelve a los alimentos grasos y a los dulces, más “atractivos”. Esto incita a una dieta desequilibrada y potencia la voracidad.
Redacción (Agencias)
