El cantante Iván Ferreiro, con dos décadas sobre los escenarios, en solitario y con Los Piratas, ha explicado que el actual modelo de consumo audiovisual pone en peligro a una generación entera de músicos, y ha abogado por que los proveedores de Internet participen en la remuneración de los artistas. «Siguen pensando que internet es el futuro, cuando ya es el pasado», ha comentado Ferreiro, que se ha estrenado este fin de semana en los escenarios de París con una sesión doble, con aforo completo, a través de un ciclo del Instituto Cervantes dedicado al pop-rock español.
El cantante y compositor considera «un escándalo» que los propietarios de MegaUpload hayan podido lograr cientos de millones de euros de beneficios a través de las descargas ilegales, según la tesis del FBI, y ha asegurado que le preocupa la generación de músicos que se puede perder. «Yo tengo la suerte de que empecé en los 90 y de que siempre he estado metido en internet», ha dicho Ferreiro, que con 54.000 seguidores en Twitter cree que las multinacionales van «medio lentas» en la adaptación al mercado digital, aunque comprende que introducir cambios en estructuras tan grandes es más complicado que en «una empresa pequeña».
Más allá de las leyes contra las descargas ilegales, la única «solución razonable» para encauzar el fenómeno de la piratería, según Ferreiro, es que las grandes empresas de telecomunicaciones, que se lucran gracias a las conexiones a Internet, repartan parte de los beneficios que les generan los suscriptores al consumir productos audiovisuales. «Todo lo de MegaUpload, iTunes, Spotify, Youtube… se lo lleva Telefónica, que cobra cuarenta euros por persona» por conexión mensual de internet, «y estamos ‘puteando’ a un pavo que descarga cosas», cuando la respuesta debería ser exigirles a los proveedores que paguen los derechos de autor y que pudiera haber más músicos empleados.
A Ferreiro, que se expresa con contundencia y reconoce que la comodidad creativa no es su «sitio natural», no le preocupa el futuro, sino que sus quebraderos de cabeza se centran en que en el presente exista «una generación entera de músicos que puede palmar», porque cada vez es más difícil llenar salas y los ingresos por derechos de autor han caído considerablemente. Ferreiro es un fabricante de canciones que lleva dieciocho álbumes editados y que combina giras de varios meses con las grabaciones de los nuevos discos, como hacen «los camioneros o los pescadores», y que espera seguir así largo tiempo. «Espero tocar hasta los 70 años, morirme de un ataque al corazón en el escenario y que alguien pregunte: ‘¿Hay un médico en la sala?’. Eso es lo que me gustaría«.
Irene Belmonte – Agencias