La culpa fue del alcohol

La cantante Amy Winehouse tenía al morir una tasa de alcoholemia que quintuplicaba la permitida para conducir, lo que pudo ser la causa de su fallecimiento, según concluyen una investigación judicial.

La considerada «diva del soul», cuya muerte el pasado 23 de julio a los 27 años conmocionó a sus seguidores en todo el mundo, tenía 416 miligramos de alcohol por cada 100 mililitros de sangre, y el límite para conducir es en el Reino Unido de 80 miligramos.

La juez forense Susann Greenway, que concluyó en su veredicto que la muerte de la famosa cantante fue «accidental», recordó que «una cantidad tan elevada de alcohol en su cuerpo pudo hacerla dejar de respirar y entrar en coma».

Tras su muerte, «Back to black» (2006) se convirtió en el álbum más vendido este siglo, con 3,5 millones de copias.

 Redacción (Agencias)