Un equipo del Instituto de Investigación del Hospital del Mar de Barcelona ha logrado un avance importante en la comprensión del proceso cerebral de toma de decisiones. El estudio, publicado en la revista científica PNAS, demuestra que el cerebro puede asociar estímulos aparentemente no relacionados para guiar comportamientos. La investigación se llevó a cabo con ratones y muestra cómo ciertas zonas cerebrales permiten establecer conexiones indirectas entre experiencias sensoriales.
Los experimentos consistieron en exponer a los ratones a olores específicos relacionados con sabores determinados. Por ejemplo, se asoció el olor de plátano con un sabor dulce y el de almendra con uno salado, para luego vincular el olor de plátano a una experiencia negativa. Tras esto, los animales empezaron a rechazar el sabor dulce, demostrando que habían establecido una relación indirecta entre un estímulo negativo y un sabor mediante el olor.

Durante estas pruebas, los científicos observaron la activación de distintas áreas cerebrales mediante técnicas genéticas y de imagen. La amígdala, una estructura clave en las emociones como el miedo, jugó un papel central en la formación de estas asociaciones complejas. Además, se identificaron conexiones entre la amígdala y otras zonas del córtex cerebral, configurando un circuito neuronal responsable de este tipo de aprendizaje.
El hallazgo tiene importantes implicaciones clínicas. Al bloquear la actividad de la amígdala, los ratones perdían la capacidad de hacer asociaciones indirectas, lo que sugiere que este mecanismo podría estar alterado en personas con trastornos como la psicosis o el estrés postraumático. A futuro, los investigadores proponen que estas conclusiones podrían orientar terapias basadas en estimulación cerebral o técnicas de neuromodulación.
Redacción (Agencias).




