
Un grupo internacional de científicos ha advertido que la Tierra podría enfrentar una tercera gran perturbación ecológica, debido al rápido ritmo actual de extinción de especies. A través del análisis de más de 3.000 fósiles de grandes herbívoros que vivieron en los últimos 60 millones de años, los expertos concluyen que los ecosistemas han mostrado una gran capacidad de adaptación frente a cambios drásticos, pero esta resiliencia podría no ser suficiente ante la crisis de biodiversidad provocada por el ser humano.
La investigación, publicada en la revista Nature Communications, ha sido realizada por un equipo de 14 investigadores de varios países europeos y latinoamericanos. En el estudio se identifican dos reorganizaciones globales en los ecosistemas terrestres: una hace 21 millones de años, causada por movimientos tectónicos que unieron Eurasia y África, y otra hace 10 millones de años, provocada por un cambio climático que transformó los bosques en praderas.
Durante estos eventos, muchas especies desaparecieron, pero fueron reemplazadas por otras con funciones ecológicas similares, lo que permitió a los ecosistemas mantenerse estables. “Es como si los jugadores del equipo cambian, pero la estrategia sigue igual”, explicó Ignacio A. Lazagabaster, del Centro Nacional de Investigación en Evolución Humana. Sin embargo, el actual ritmo de pérdida de especies amenaza con romper este equilibrio milenario.

Los grandes herbívoros, como mamuts, mastodontes y rinocerontes lanudos, han sido esenciales para moldear los paisajes, dispersar semillas y regular el medio ambiente. Su papel como «ingenieros del ecosistema» ha sido clave para mantener la funcionalidad ecológica, incluso frente a extinciones pasadas. Pero según los investigadores, la velocidad actual de pérdida de funciones ecológicas podría estar superando la capacidad de respuesta de los sistemas naturales.
“El problema no es solo cuántas especies se extinguen, sino lo rápido que sucede”, alerta Juan L. Cantalapiedra, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). Añade que, si se alcanza un nuevo punto de inflexión global, el equilibrio ecológico podría colapsar, con consecuencias graves para la humanidad. La advertencia es clara: debemos actuar ahora para evitar una crisis ecológica irreversible.
Redacción (Agencias).




